El cuadro Tricolor alcanzó la gloria en la categoría Sub-17. Y es que este domingo venció por 2-0 a Uruguay en la Final de la Copa del Mundo México 2011 en la cancha del Estadio Azteca.
El primer gol para el Tri fue obra del capitán, el defensa central Antonio Briseño, a los 31 minutos, demostrando temple al momento de definir, luego de un centro de cabeza de Fierro, quien luchó para que el esférico no saliera del terreno de juego. El delantero encontró mejor ubicado al defensor, quien controló la pelota para depositarla en la cabaña charrúa.
El segundo cayó cuando el partido agonizaba. Giovani Casillas marcó al minuto 92, luego de tomarse su tiempo, dejó que un defensor uruguayo llegará, pero su determinación mandó la pelota a las redes, para cerrar un torneo que quedará en la historia de nuestro país.
El campeonato obtenido se da para la satisfacción de los miles de aficionados que colmaron el Coloso de Santa Úrsula. Fue un Campeón perfecto, que venció a todos y convenció al mundo. México vuelve a soñar, a ilusionarse con una generación diferente, que logró por primera vez coronarse en casa en una Copa del Mundo, que además logró inmortalizarse para cambiar la historia de derrota y reconocer que el futuro es prometedor.
El Tri juvenil volvió a levantar la Copa, seis años después de una generación que mostró un camino diferente y que ahora ésta cimentó. Por eso el líder del equipo fue el responsable de escribir otra página en el libro del éxito del balompié mexicano.
La afición también disfrutó el triunfo. Desde los primeros minutos no dejó de apoyar, hizo sentir a los uruguayos como visitantes y les dejó claro que este equipo es su consentido, luego de entonar el 'Cielito Lindo' y los 'oles'.
Así lo entendió Fierro, quien no dejó de luchar por ninguna pelota. Arturo González, quien siempre controló el esférico y que siempre le dio claridad al juego mexicano. Eso hizo que el público los alentara en todo momento.
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